Nagaraja

NagarajaDe una pesadilla de horror y leyenda surgen los Nagaraja. Una extraña línea de sangre de brujos caníbales, estos vampiros han sido perseguidos hasta su casi total extinción en la actualidad por sus enemigos políticos y los fantasmas de sus presas. Algunos de estos monstruos siguen acechando en la oscuridad pero por suerte son muy pocos.

Los Nagaraja nunca han sido particularmente explícitos acerca de sus orígenes, pero algunos eruditos de la Estirpe sospechan que proceden de un culto de la muerte de Oriente Medio. También es posible oír susurros acerca de una arcana conexión con otros hechiceros cuando se habla de los Nagaraja. Los hechos y rumores sobre esta línea de sangre son casi inseparables: los Nagaraja son demasiado raros como para preguntárselo directamente, y ninguno habla de ello. Hay quien se pregunta si son de verdad Cainitas o más bien un experimento fallido para repetir el resultado de los Tremere.

Antiguamente miembros de una secta llamada la Mano Negra (al parecer separada del Sabbat), los Nagaraja tienen poca influencia sobre las noches modernas. De todas formas, son grandes recopiladores de secretos malignos y su dominio de la magia de la muerte iguala o supera al de los Giovanni. Como ocurre con todos los nigromantes, se suele atribuir a los Nagaraja algún lazo con los venecianos, pero no hay nada que fundamente esta idea aparte de su conocimiento de los muertos.

Sería engañoso decir que los Nagaraja están en decadencia, ya que nunca han tenido un período de "auge", pero no obstante, la línea ha perdido mucho. Sus miembros supervivientes llevan no vidas desagradables y solitarias, y muchos están acosados por los fantasmas a los que antes controlaban. Sus hábitos "alimenticios" también conspiran para mantenerlos alejados de otros Vástagos, que sienten repulsión hacia la comida de cualquier clase, y mucho más si se trata de carne humana. A pesar de todo, unos pocos Nagaraja subsisten todavía, recopilando los impíos secretos de la brujería de la muerte y arrastrándose por la periferia de la sociedad vampírica.

Apodo: Carnívoros

Aspecto: Casi todos los Nagaraja visten discretamente, pues su desagradable debilidad ya atrae bastante atención sobre ellos. Suelen imitar el estilo mayoritario en su entorno. Físicamente, muchos parecen proceder del norte de África, Asia u Oriente Medio, pero la tez oscura típica de esas regiones se convierte en los vampiros en un insano tono ceniciento. A diferencia de los demás vampiros, los Nagaraja no tienen los típicos colmillos retráctiles, sino que todos sus dientes son ligeramente puntiagudos. Suelen llevar dagas de sacrificio, bisturís u otros instrumentos cortantes que usan para separar la carne que les sustenta. Algunos rumores les atribuyen un "tercer ojo" similar al de los Salubri, pero nunca se ha demostrado.

Refugio: Cuando pueden disfrutar del lujo de un refugio permanente, los Nagaraja suelen optar por una morada cómoda capaz de albergar laboratorios y diversas "instalaciones de almacenamiento" para sus recipientes. Estos refugios tienden hacia lo macabro, y es posible encontrarlos en lugares como mausoleos, edificios abandonados, alas hospitalarias en desuso e incluso condominios de alto nivel. Cualquier lugar donde el Nagaraja pueda cultivar una cierta intimidad es apto como refugio.

Trasfondo: Los Nagaraja son tan escasos que hacer generalizaciones sobre su trasfondo sería especulativo en el mejor de los casos. Algunos fueron sacerdotes de cultos mortales en sus vidas mortales, y pocos tenían menos de 40 años en el momento de su Abrazo. Tienden a parecer acomodados, lo mejor para ocultar sus excentricidades.

Creación de personajes: Los Nagaraja tienden a los conceptos y Naturalezas de carácter solitario y egoísta, aunque pueden tener prácticamente cualquier Conducta. Los Atributos Mentales y los Conocimientos suelen ser las categorías primarias. Los Trasfondos más usuales son Contactos, Recursos y Criados, aunque algunos retorcidos Mentores Abrazan todavía a chiquillos. Pocos Nagaraja se preocupan por conservar su Humanidad, optando por alguna variante de la Senda de la Muerte y el Alma o la de los Huesos para mantener a raya a la Bestia.

Disciplinas de Clan: Auspex, Dominación, Nigromancia

Debilidad de Clan: Los Nagaraja necesitan carne cruda para sobrevivir, aparte de sangre. Aunque pueden subsistir a base de sangre, sus cuerpos se atrofian si no se alimentan de carne humana: por cada noche que pase un Nagaraja sin ingerir carne, restará un dado (acumulativo) a todas sus reservas de dados físicas. Comer un punto de carne devolverá un dado a la Reserva hasta que el vampiro se haya "puesto al día". Se supone que un cuerpo humano tiene 10 "puntos de carne" que funcionan igual que los puntos de sangre: un Nagaraja que coma un punto de carne sumará 1 a su Reserva de Sangre. Pero a diferencia de los puntos de sangre, tomar un "punto de carne" de un recipiente le provoca un nivel de daño letal (no es posible absorverlo). La carne debe ser relativamente fresca aunque no es imprescindible que esté "viva". Algunos Nagaraja ocultan en sus refugios almacenes de cadáveres preservados por medio de rituales y circulan rumores sobre "devoradores de vampiros". Esta debilidad no permite al Nagaraja ingerir otras comidas ni líquidos.

Organización: Los Nagaraja solían congregarse en las tierras de los muertos hasta que una catastrófica guerra con los moradores del Mundo Subterráneo destruyó la secta a la que pertenecían. Tras su expulsión de ese reino, los pocos Nagaraja supervivientes se han labrado sus propios destinos, dejando atrás su mínima organización. Corre el rumor de que una cábala de Nagaraja buscó protección entre los Catayanos de Corea, pero se sospecha que se trata de una anomalía. En definitiva, los Nagaraja son demasiado pocos para tener una estructura definida, y subsisten como aislados y extravagantes solitarios. Es raro que se reúnan siquiera con otros de su mismo linaje, y ocultan sus preciosos secretos a todos los demás, incluyendo a sus hermanos.

Cita: He visto el infierno... y tengo mi refugio en sus pozos. Márchate antes de que te envíe allí.

Cortesía de Jurgen Heindall